Las paradas militares, como ahora las conocemos, nacieron con la llegada de los instructores alemanes a Chile en 1895. Han conservado sus características iniciales, modificadas al correr del tiempo, con innovaciones propias del progreso de la ciencia militar.
Los antecedentes se remontan a la tradición recibida del Ejército Español del Reino de Chile, la cual dictaba que en cada festividad oficial, el estandarte Real fuera paseado por las principales calles de la capital, rodeado por las Unidades de Guarnición.
La primera ceremonia en la que participó el Ejército de Chile se efectuó en la mañana del 19 de septiembre de 1810 en la Plaza de Armas de Santiago, en ocasión de la proclamación del acta de instalación de la Junta de Gobierno.
La Parada Militar de 1910, llamada "Del Centenario", marcó un hito en la historia de los desfiles del Ejército. A pesar de que el gobierno chileno había sufrido la pérdida de su primer mandatario, Pedro Montt, y sólo unos pocos días más tarde la de su Vicepresidente, Elías Fernández Albano, la virilidad del pueblo, el patriotismo de los gobernantes, como la perfecta organización de su Ejército, hizo posible que esta celebración fuera presentada sin alteraciones, efectuándose una de las paradas más espectaculares de su historia.
Por decreto supremo de 1915, se declara como feriado legal el 19 de septiembre en honor a “Las Glorias del Ejército”, el cual año a año se conmemora con una Gran Parada Militar en la elipse del Parque O’Higgins y paradas militares en las guarniciones militares de regiones.
Hasta 1947, la Parada Militar conservó la misma estructura general. El progreso técnico de las diversas armas fue dándole nuevas modalidades, especialmente las recientes unidades motorizadas, mecanizadas y blindadas. Aun así, su espíritu será el mismo y seguirá simbolizando la íntima comunión espiritual del Ejército con el pueblo y con las tradiciones que guarda nuestra historia militar.