La tradición chilena celebra el 8 de diciembre el misterio de la Inmaculada Concepción: la Virgen María concibió al niño Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo. Esta fiesta es también conocida, como de la «Purísima», porque según la religión católica, Dios preservó a María de toda huella del pecado original. Quedó embarazada en forma misteriosa y sin contacto carnal. Este dogma fue aprobado por la Iglesia el 8 de diciembre de 1758.
Jesús, el Hijo de Dios, tomó cuerpo como el nuestro y se engendró en las entrañas de las Santísima Virgen María.
Es un día de peregrinación a los santuarios, para rezar, pedirle favores y pagarle mandas a la Virgen. Miles de fieles peregrinan a Lo Vásquez a Lourdes y hasta los pies de la Virgen del cerro San Cristobal.
Este día es también el último de la celebración del «Mes de María». Treinta días en que los fieles se reúnen en familia o entre vecinos para cantarle y rezarle a la Virgen.
Muchos niños reciben el 8 de diciembre el sacramento de la Primera Comunión. Se han preparado durante dos años para estar en gracia de Dios y comulgar por primera vez, o sea para recibir el cuerpo y la sangre de Jesús. Los niños le piden a la Virgen María en este día, que les enseñe a recibir a su Hijo, con el gran amor y agradecimiento que ella lo hizo.