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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La fiesta de San Pedro y San Pablo, cuyo nombre oficial es solemnidad conjunta de San Pedro y San Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos. La fecha, según la tradición, bien es el aniversario de sus muertes o del traslado de sus reliquias. En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad. En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno ecumenismo como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias estén más cerca de la Intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de 1995).
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La probabilidad de que en un año cualquiera se deba observar este feriado es 14,5 %. Esto es porque en un ciclo del calendario gregoriano (i.e.: un período de 400 años) hay exactamente 58 días lunes 2 de enero. La ley 20.983 tiene la intención explícitamente declarada de extender la celebración de Año Nuevo cuando dicha festividad caiga en día domingo. A pesar de ello, no traslada la fecha de observancia del feriado asociado, sino que establece uno diferente, que tiene lugar cada lunes 2 de enero. Producto de esto, y de que la ley olvida dar un nombre a este feriado, no queda más remedio que recurrir al mote con que un festivo de estas características es generalmente conocido: «San Lunes».
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La probabilidad de que en un año cualquiera se deba observar este feriado es 14,5 %. Esto es porque en un ciclo del calendario gregoriano (i.e.: un período de 400 años) hay exactamente 58 días lunes 2 de enero. La ley 20.983 tiene la intención explícitamente declarada de extender la celebración de Año Nuevo cuando dicha festividad caiga en día domingo. A pesar de ello, no traslada la fecha de observancia del feriado asociado, sino que establece uno diferente, que tiene lugar cada lunes 2 de enero. Producto de esto, y de que la ley olvida dar un nombre a este feriado, no queda más remedio que recurrir al mote con que un festivo de estas características es generalmente conocido: «San Lunes».
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La probabilidad de que en un año cualquiera se deba observar este feriado es 14,5 %. Esto es porque en un ciclo del calendario gregoriano (i.e.: un período de 400 años) hay exactamente 58 días lunes 2 de enero. La ley 20.983 tiene la intención explícitamente declarada de extender la celebración de Año Nuevo cuando dicha festividad caiga en día domingo. A pesar de ello, no traslada la fecha de observancia del feriado asociado, sino que establece uno diferente, que tiene lugar cada lunes 2 de enero. Producto de esto, y de que la ley olvida dar un nombre a este feriado, no queda más remedio que recurrir al mote con que un festivo de estas características es generalmente conocido: «San Lunes».
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
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El Sábado Santo es el nombre que algunas confesiones cristianas dan al día anterior a la Pascua. Este día es parte integrante de la Semana Santa y, en concreto, de la celebración del Triduo Pascual, centro de todo el año litúrgico, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Así, tras conmemorar el Viernes Santo la muerte de Jesucristo en la cruz, el Sábado Santo contempla el misterio de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos, en espera de la resurrección, que se celebra al día siguiente, en la Pascua. En muchas confesiones cristianas, la celebración de la resurrección de Cristo comienza al final del sábado, al anochecer (por lo que litúrgicamente se considera ya Domingo de Pascua), con la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.